UNA JOVEN LUCHADORA

 24 de marzo del 2014, ese fue el peor día para toda la familia Racines, mi familia paterna, pues ese día le diagnosticaron a mi prima, Daniela Gonzales Racines, cáncer de ovario, desde ese día todos estuvimos más pendiente de ella, cuidándola en todo momento y apoyándola en esa experiencia tan dolorosa.

Dani solo tenía 18 años cuando todo comenzó, cuando supo de su enfermedad y yo tan solo tenía 12 años, me dolía mucho saber que sufría mucho a tan poca edad pero más me dolía saber que no podía estar todo el tiempo que yo quería al lado de ella, apoyándola y cuidándola pues mientras ella estaba en Bucaramanga luchando con el apoyo y los cuidados de la familia yo estaba en Cúcuta apoyándola desde ahí, aunque siempre hacíamos todo lo posible con mis padres y mi hermana para ir a Bucaramanga a visitar a Dani los días que pudiéramos no era suficiente para mí, yo quería estar con ella en ese momento tan duro pero me reconfortaba con ver que ella era fuerte y manejaba muy bien lo que estaba pasando. Daniela siempre fue una chica muy alegre, aventurera, hermosa y luchadora, a pesar de su enfermedad ella siempre sonreía y disfrutaba cada momento que podía, siempre fue una persona admirable, y eso hacia yo, admirarla.

El tiempo no se detenía y los años pasaban, pero eso no detenía a Dani, ella disfrutaba cada año, cada mes, cada día de su vida al máximo como ella sola lo podía hacer, ya dije que Daniela era una chica aventurera, le encantaba el rock, le gustaba salir a divertirse con sus amigos ya sea en conciertos o en campamentos. Ella nunca dejo de estudiar a pesar de su enfermedad, siempre le encanto el medio ambiente por eso eligió estudiar gestión ambiental, eso le permitió viajar a muchos campamentos y divertirse, ella siempre encontraba el modo de pasarla bien y olvidarse de su enfermedad. Cuando íbamos a Bucaramanga a visitarla ella siempre se mostraba feliz y trasmitía esa alegría que llevaba con ella siempre, me encantaba jugar con ella y mi hermana y me divertía ver como ella molestaba a su hermano, mi primo Sebastián, cuando no quería salir del cuarto por estar jugando videojuegos online. Siempre que íbamos a Bucaramanga salíamos a pasear o nos quedábamos en la casa de mi tía Johanna, la mamá de Daniela, la pasábamos muy bien jugando, comiendo, viendo películas…, ella siempre encontraba alguna distracción.

El 2017 fue el año más duro para todos, pero sobre todo para Daniela, pues a pesar de que siempre demostró que estaba bien no era así, pues este año los tumores le rompieron la pared abdominal y la tuvieron que internar, ese año vi a Daniela desmoronarse, todos sabíamos que a pesar de los tratamientos el tumor iba a crecer, pero teníamos la esperanza de que no sucediera. Ese año no pudimos viajar a Bucaramanga por problemas económicos y yo debía enfocarme más en el estudio, pero eso no impedía que estuviera en contacto con Dani, siempre hablábamos por chat cuando podíamos o la llamaba para saber cómo estaba, ella siempre decía que estaba bien, pero yo sabía que no era así, estaba destrozada, no podía más pero nunca dejo de luchar. Lo peor sucedió el 8 de noviembre de ese año cuando por medio de una publicación en Facebook de mi tía Johanna nos enteramos de que la EPS no quería hacerse cargo de sus responsabilidades. La publicación decía:

     “Me encuentro con mi hija Daniela en la clínica esimed de cañaveral mañana cumple un mes internada por qué los tumores le rompieron la pared abdominal el oncólogo que la ve le dijo que ya no podía hacer nada por ella cafesalud se demoró más de 4 meses en autorizar las quimioterapias se le crecieron los tumores y le hicieron una ileostomía el 6 de marzo para calmar el dolor desde ese día asumimos los costos de las bolsas para cambiarlas cada 3 días por un valor de 59 900 pero con el rompimiento del abdomen ha tocado todos los días igual los pañales y una crema que se llama fitoestimulin que tiene un valor de 60.000 pesos que es día por medio cafesalud nunca respondió por nada ni con tutela y Medimás ahora menos lo más grave es el manejo del dolor negándole la morfina para calmar está llena de líquido todo el cuerpo pero acá no dicen nada solo esperan ella se encuentra en el medio de 2 habitaciones que son de aislamiento son pacientes muy enfermos ella está con las defensas muy bajas no puede comer la alimentan por catéter pero acá dicen que no hay donde más tenerla mi hija pide a grito que ya no más sufrimiento si alguien puede ayudarme le agradecería yo me quejé en El Centro oncológico y también en la clínica y fue peor por qué empezaron a tratarla muy mal no sé cómo hacer para que medimas me responda por las cosas que ella necesita tengo tutela y desacatos pero nada realmente necesito que me ayuden porque mi hija está sufriendo mucho y todo se salió de control con los tratos tratamientos e insumos que ella necesita”

Leer eso me dolió mucho y me dio mucha rabia saber que la EPS no hacía nada, mi prima sufría y ellos no hacían nada, yo no sabía que ella estaba sufriendo tanto pues siempre se mostró fuerte, pero enterarme de lo que estaba pasando ella, me destrozo, yo no sabía que ya no podía comer ni ir al baño por sí sola, yo no sabía eso, y me llenaba de impotencia saber que no podía hacer nada, que la EPS no le brindaba el trato que merecía, el cáncer  ya era terminal, ya no podíamos hacer nada, solo nos quedaba disfrutar los últimos momentos que nos quedaba junto a ella, claro que mis padres, mi hermana y yo no podíamos estar al lado de ella como queríamos pero siempre intentábamos comunicarnos y trasmitirle nuestro apoyo de cualquier forma, todos los días la llamaba y cada día que hablábamos la escuchaba más desanimada y con menos ganas de vivir, eso me asustaba, me asustaba ver como una joven tan luchadora y alegre como ella se iba rindiendo, cansada de tanto luchar una pelea que sabía ya que iba a perder.

La noche del 27 de noviembre de ese año (2017) recibí una llamada de mi tío, Leonardo Racines, cuando contesté la llamada mi tío rompió en llanto, ahí supe lo que pasaba, Daniela había muerto ese mismo día, la noticia me cayó como un balde de agua fría, esa noche casi no dormir por llorar. Al día siguiente, en el colegio, estuve muy deprimida por la noticia de la noche anterior, mis amigos lo notaron y me preguntaron que me sucedía yo les Conte lo que había pasado y como ellos ya sabían lo importante que era Daniela para mí y todo lo que había pasado lo mejor que pudieron hacer fue consolarme, me dijeron que tal vez eso era lo mejor, que así ella ya no sufría más y la verdad, tenían razón.

Los días pasan y ya casi se cumple un año de la muerte de Daniela González Racines, toda la familia la extraña y sufrimos su perdida, pero la que más ha sufrido durante todos estos meses ha sido mi tía Johanna, la pérdida de un hijo debe ser muy doloroso, no me imagino lo mucho que le duele a mi tía todo esto que paso, pero sé que lo puede superar poco a poco y así lo está haciendo. Se que una muerte de un ser querido no se olvida nunca y que el dolor no se va para siempre, pues con Daniela lo estoy viviendo, pero también sé que la vida sigue y hay que aprovechar cada momento que Dios nos regala y disfrutarlo al máximo como lo hacía Daniela. Mi tía ya está menos depresiva y ya habla más con la familia, mi primo Sebas entro a la universidad y el esposo de mi tía volvió a trabajar y todos seguimos con nuestras vidas, pero siempre llevando a Dani en nuestros corazones.

Daniela González Racines fue una joven admirable, una joven luchadora que siempre mostro una sonrisa al mundo a pesar de la enfermedad que tenía y a pesar de las injusticias de este país, los que la conocimos la recordaremos como una luchadora que tal vez no gano la batalla contra el cáncer pero podemos decir que nunca se rindió, lucho hasta donde pudo, lucho hasta donde sus fuerzas le dejaban, pero nadie es fuerte para siempre y poco a poco se van cansando, Daniela no se rindió porque quiso sino  sabía que era una pelea que no podría ganar y que ya no Valia la pena seguir luchando en una batalla donde la EPS no ayudaba y sabía que iba a perder. Yo sé que ahora está en paz pues el sufrimiento se fue, ella no podía más, lo sé, y aunque me duela sé qué fue lo mejor, tal vez no exista el más allá, tal vez las personas que mueren no van al cielo, tal vez no hay nada más allá de la muerte, pero por lo menos puedo decir que las personas que mueren dejan de sufrir y más si cuando estaban vivos sufrían como mi prima lo hacía; debe ser terrible depender de las personas hasta para ir al baño, estoy segura que era una de las cosas que mi prima más odiaba pues ella era una persona muy independiente . la extraño, aunque sé que ella está en mi corazón y en mis recuerdos me duele saber que no está en persona conmigo.

El cáncer es una enfermedad muy grave que muchas personas sufren y suceden muchos casos como el de mi prima que la secretaria de salud no se hace cargo de sus deberes de responder ante la salud de los que padecen cualquier enfermedad, debemos tomar conciencia de que lo que está en riesgo es la salud de las personas no su dinero.

Hoy sigo mi vida, este es mi último año en el colegio y lo quiero aprovechar al máximo, así como lo hacía mi prima, Daniela siempre será recordada como lo que fue, una joven luchadora.